lunes, 6 de diciembre de 2010

La esperanza en el adviento

Esperar puede desesperar si estamos hambrientos de fe. Aquel hombre giraba por todos lados y no encontraba cliente alguno. Pasaron dos horas y nadie daba una señal de querer viajar. Hasta que se dijo, debo tener calma. Cambió de ruta y detrás de una hilera de autos una persona con una Bebé,levantó la mano, quería el servicio en una ruta corta, pero la ansiedad se había roto.

- ¿Cuando esperar se vuelve adversa?
- ¿Alguna vez has esperado sin resultados concretos?
- ¿Qué esperas de Jesús en tu vida?

Los Judíos esperaban

En distintos lugares y en distintas fechas, unos al sur y otros al norte, los descendientes de Abraham vieron como la promesa de tener una tierra para siempre se desplomaba por la invasión de ejércitos más poderosos que ellos. Partieron al destierro. Los invasores preferían llevar como esclavos a aquellos que más tenían.Los que menos tenían se quedaron con lo poco que tenían a servir a los nuevos amos.
Pasaron algunas décadas, llegó un rey bueno y les devolvió a su tierra. Al mismo tiempo los profetas, tanto los del destierro, como los que quedaban, hablaban de un mesías que vendría a restablecerlo todo. El reino de David se vería una vez más bendecido.
Finalmente llegó uno que no era rico, uno que desafiaba con su sabiduría la sabiduría de los ancianos, uno que desafiaba la autoridad de los sacerdotes proclamándose como el enviado de Dios, proclamando que con él se cumplían las profecías. Un día la intolerancia y la poca comprensión a su mensaje, le condujo al suplicio de la cruz.

Los cristianos esperamos

Jesús ya nació, ya enseñó, ya murió de una vez por todas. Ya no más sacrificios de animales, ya no más sacrificios de expiación, por la muerte de uno, todos fuimos salvados.
En verdad ¿qué esperamos en el adviento? Esperamos a Jesús ciertamente, conmemoramos su nacimiento, renovamos nuestra fe en el amor demostrado por el Señor, en la persona de aquel que visitaron los reyes magos con dones de oro, incienso y mirra (sacerdote, profeta y rey). Jesús sigue mostrándose en la fragilidad de todos los recién nacidos en cualquier ángulo del planeta. Vamos al encuentro de Jesús niño, que nos está pidiendo amar como él nos ha amado.
Vamos al encuentro de Jesús rey de reyes, vamos a que Jesús, Rey Justo, nos premie por las buenas obras que realizamos, nos amoneste por las obras que no hicimos, nos separe de su lado, si fuimos indolentes, si fuimos poco solidarios con los que tienen aún teniendo de sobra para vivir. Vamos al encuentro de Jesús Maestro, de Jesús Profeta. Vamos al encuentro de Jesús Profeta que muestra el camino para agradar a nuestro Creador.

Vivamos el Adviento

Vivir el adviento significa renovar nuestro modo de servir, nuestro modo de relacionarnos con los que nos están más cercanos y con los que están menos cercanos. Me refiero a aquellos anónimos que nos extienden la mano y nosotros elegimos ayudarlos o ignorarlos.
Acojamos a Jesús en aquel que necesita ayuda, en aquel que se muere de frió, en aquel que padece de hambre.
Que nadie a nuestro alrededor se quede sin trabajar y así pueda cubrir sus necesidades elementales y tenga de sobra para vestirse, para divertirse, para dedicarse a la oración, a la contemplación. Que la justicia llegue para todos.
Justicia es que todos tengan un techo donde vivir, tengan un pan para llevarse a la boca, que tengan vestidos que los proteja del frío y no tengan que morir por no tenerlo.
Reino de Dios es también tener un espacio para rezar, para contemplar a Dios, para alabar a Dios.
Enseñemos como los profetas al que menos sabe para que obtenga el sustento diario para sí mismos y para su familia, para que tenga una cercanía con el Dios de la Vida. Misericordia quiero no sacrificios.
Una Feliz Navidad y que esta Navidad esté signada por la solidaridad.